fbpx

Un garage, un pasillo y una terraza. Poco espacio y mucho amor parece ser el secreto de Sonia y Fernando, quienes un día de 2005 unieron sus nombres, su energía y su pasión para crear Sonyando, el primer vivero orgánico de venta al público de Argentina.

Cruzar el portón de Ladines 3611, en el barrio de Villa Devoto, es adentrarse en un universo de conciencia, cuidado y -sobre todo- mucha generosidad. Allí, entre banderines de colores y mandalas, se despliegan plantines de hierbas aromáticas y medicinales, cactus y suculentas, plantas ornamentales, sustratos y maceteros. Pero lo que diferencia este lugar de un vivero tradicional es que todo está realizado de forma orgánica y sustentable, es decir, sin emplear agroquímicos de ningún tipo y respetando los ciclos de la naturaleza.

 

 

Para Sonia Pérez, técnica en floricultura de la Facultad de Agronomía de la UBA, el cambio llegó en 2002, cuando fue convocada a trabajar en la huerta orgánica de la misma facultad. Sin ninguna experiencia previa se embarcó en ese camino que cambió su vida. “Fue un viaje de ida ciertamente -me cuenta- porque cuando yo empecé a ver que no solamente no se caían los sistemas de cultivo sin el uso de agroquímicos sino que al contrario, salían más fuertes, con mejores sabores, con mejores colores, no hizo falta nada más que me convenza.

Sonia Pérez, la fuerza motora detrás de Vivero Orgánico Sonyando

Así, de a poco empezó a ofrecer servicios ecológicos de jardinería, aunque la falta de insumos y el desconocimiento de la gente dificultaban la tarea. “Tuve que hacer docencia con todo ese tema, explicarle a la gente que los químicos no solamente son nocivos para las plantas sino también para el medio ambiente, para uno que los aplica y para el cliente que después los respira o se los come, y para sus propias mascotas. Entonces me di cuenta que había un vacío de oferta de estos productos y se me ocurrió crear un vivero orgánico, que ofreciese ya no sólo los productos sino también los plantines para que cada uno se pueda hacer su huerta o su jardín, y también realizar los servicios y mantenimiento con esa misma metodología. Esto fue en septiembre de 2005, y no fue sino hasta el 2010 que empezó a haber un corrimiento de ese velo y la gente se empezó a interesar. Por suerte para ese momento ya teníamos cinco años de experiencia y estábamos ‘bien plantados’ con el vivero.”

 

 

Tener una huerta orgánica puede parecer algo muy difícil o lejano para quien sólo posee un pequeño balcón en una gran ciudad. Sin embargo, Sonia lo desmiente rápidamente: “Hay varios tipos de plantas que tienen distintos requerimientos ambientales y cada uno se puede adecuar a su situación.  Por eso sirve mucho conocer la dinámica de la planta, cómo crece,  qué profundidad y qué espacio necesita o en qué época del año sembrarla. Ahí es donde nosotros asesoramos y ayudamos para  poder brindar soluciones acorde a la medida. Por ejemplo hay gente que no tiene balcones o tienen esos balcones franceses muy estrechos, donde no pueden poner una maceta, entonces la solución es una pared verde. Lo importante es entender que la planta es un ser vivo, y que hay que informarse previamente sobre cuáles son los requerimientos que tiene ese ser para no hacerlo sufrir.”

 

Huerta vertical con albahaca verde, albahaca morada, frutillas, orégano y tomillo

Una forma de informarse es a través de los diversos talleres que Sonia dicta en su vivero, como el de huerta urbana que realicé el pasado 27 de enero. En una terraza repleta de macetas, bajo el último sol de la tarde, compartimos tres horas de intenso aprendizaje. “Aquí van a perder la inocencia”, disparó. Y así nos fue interiorizando sobre los nefastos efectos de los agroquímicos: liberación de gases tóxicos a la atmósfera, muerte de los microorganismos del suelo, disminución de la energía vital de las plantas, alergias y enfermedades en las personas. Con mucha generosidad y pasión nos enseñó todo lo necesario para iniciar una huerta, y finalizamos el día con las manos en la tierra, trasplantando nuestros propios vegetales. Y de yapa, nos fuimos con un kit de semillas y sustrato orgánico para aplicar todo lo aprendido en nuestras casas.

Sonia durante el Taller de Huerta urbana en macetas

Tomate orgánico cultivado en maceta

En el vivero también se dictan cursos de huerta en suelo, de plantas aromáticas, medicinales y hierbas finas, de compostaje y de sanidad vegetal orgánica. Además, ofrecen todos los insumos orgánicos necesarios, diseñan y mantienen huertas y jardines a domicilio, brindan talleres en escuelas y participan constantemente en eventos, ferias y distintos espacios cooperativos donde ofrecen charlas abiertas y gratuitas. Tampoco las empresas quisieron quedarse afuera, y en los últimos años son contratados para dictar cursos y talleres para sus empleados, y para tener la misma empresa el propio compostaje con los residuos que generan. “Ahí es donde nosotros podemos sembrar la semillita del interés y es algo que después, si se está abierto, se entran a despertar esas conciencias”,  agrega Sonia.

Es verdaderamente admirable el trabajo que desde Vivero Orgánico Sonyando realizan día a día, su voluntad de llegar a cada vez más gente y contribuir de esa manera a cuidar nuestro medio ambiente. Todos podemos, y está en cada uno, sembrar más semillas. Para el que todavía no se anima, los dejo con estas palabras de Sonia: “Acá estamos justamente para brindar ese servicio, ese asesoramiento, esa ayuda que todos necesitamos cuando nunca estuvimos frente a una planta o a un cultivo, para que pueda prosperar en nuestra casa algún verde: un jazmín, un helecho, un tomate, una aromática, lo que sea. Ese es el cometido principal de nuestro vivero.”

 

 

 

Vivero Orgánico Sonyando

Ladines 3611, Villa Devoto

info@sonyando.com.ar

www.sonyando.com.ar

https://www.facebook.com/viverosonyando/