Con la llegada de los días más cálidos comienzan a brotar los árboles de duraznos. Sus delicadas flores rosas, blancas y fucsias llenan de color una de las calles del Lago de Regatas, en Palermo, sorprendiendo a todos los que circulan por el lugar.
Lo que pocos saben es que le debemos este sendero a un solo hombre: Alberto, un vecino común y corriente que un día tuvo la iniciativa de plantar estos y otros árboles en el Parque 3 de Febrero. Al principio tuvo muchos obstáculos burocráticos, pero finalmente consiguió los permisos necesarios.
Año tras año fue sumando nuevas especies: cerezos, almendros, ciruelos y durazneros, que desde fines de julio florecen escalonadamente, y se convierten en un deleite para los sentidos.
Todos los días va al parque, cuida los árboles, coloca carteles explicativos y charla con la gente, respondiendo las mismas preguntas una y otra vez.
Nadie lo ayuda, nadie lo apoya, todo lo hace él sólo, motivado únicamente por el amor a la naturaleza y a su ciudad. Su deseo es que la mayor cantidad de personas pueda disfrutar de la belleza de estas flores, y que los niños conserven el recuerdo para el futuro.
Gracias Alberto por regalarnos este inmenso legado! Todos deberíamos seguir tu ejemplo e involucrarnos un poco más.
